El domingo llevé a mis nietos a desayunar, después de ordenar nos dirigimos al área infantil donde inmediatamente los 3 corrieron a disfrutar del tobogán, la pequeña casita, y todos demás juegos, pero sobre todo corrieron a disfrutar de la compañía de otros chicos que ya se encontraban allí.
Apenas habían pasado unos minutos cuando escuché a uno de los niños decirle a Carlitos "Ven amigo por acá"; al oirlos pensé en lo fácil que es para los pequeños entablar relaciones con sus iguales.
En un momento en el que se acercaron a tomar un poco de refresco les pregunté cómo se llamaba los niños con los que estaban jugando y Alex, el más pequeño me contestó "Se llaman amigos".
No pude evitar remontarme a mi niñez, recordé cuántas veces conocí a niños y niñas que se llamaban "amigos", cuántas experiencias maravillosas viví al lado de esos desconocidos con los que, al imaginar inumerables aventuras, me unió un vínculo único que duró apenas unas horas pero que perduró a través del tiempo y el espacio arrinconado en mi cúmulo de recuerdos.
Con algunos amigos viajé a lugares insospechados, con otros fui princesa o plebeya daba igual pues las diferencias de clases sólo servían para identificarnos en el momento, pero esas etiquetas se quitaban y ponian de acuerdo al tiempo que durara la hazaña compartida.
En esos años de inocencia no hay ataduras que nos limiten ni prejuicios que nos encuadren. Sólo existe el deseo de compartir lapsos de infancia que nos sirvan después, aún sin saberlo, para aliviar momentos de solitaria melancolía.
¿Qué hilos se mueven para convertirnos al pasar de los años, en adultos desconfiados y huraños?
¿Porqué no puedo llamar amigo a quien acabo de conocer?
Si amigo es aquél con el que hay entendimiento mutuo, con quien se comparten actividades, hay preocupación e interés por el otro, ¿no sentíamos todas esas cosas cuando peleábamos codo con codo con nuestros compañeros de mil batallas?.
Nos preocupabamos si se lastimaba, compartíamos el gusto por correr sin otro fin que el sentirnos en armonía con el mundo, nos entendíamos a la prefección, pues ningún escritor podría tejer una historia tan bien estructurada como la que formabamos entre todos los protagonistas.
El único problema de esas amistades era el momento de despedirse, pero aún en esos momentos el gozo compartido era tal que nunca nos despedíamos con dolor, ni siquiera nos preguntábamos si nos volveríamos a ver, el mañana no importaba sólo el presente.
El hilo que desenredaba mis recuerdos fue abruptamente cortado cuando escuché a uno de mis nietos gritar "Ven amigo, yo te ayudo", de pronto mis tres pequeñitos volvieron sus caritas sonrientes hacia mí, nuestras miradas se encontraron, mis ojos se llenaron de lágrimas al recordar que hacía apenas 3 meses su padre y su tío aún estaban con nosotros.
Que tristeza que la inocencia se acabe, que las risas se transformen en ráfagas de fuego.
Si tan sólo pudiesemos volver a escuchar, volver a decir "Ven amigo"...........................................
ARLU: ME ENCANTO TU NARRACION, ES TAN BRILLANTE, QUE TAMBIEN VOLVIERON RECUERDOS DE MI NIÑEZ Y LOS MOMENTOS IMBORRABLES QUE HE VIVIDO Y POR CAUSALES DE LA VIDA, AHORA YA NO PUEDO DECIR...VEN AMIGO !!!
ResponderEliminarUN BESO GRANDE.-
"ven amigo por aca" frase sabia que expreso el pequeño nieto. Y frase que solo existira en el corazon de aquellos que saben dar cariño incondicional
ResponderEliminarUn abrazo bien fuerte Arlu.
amiga de mi corazon hermosas tus palabras , me encantaron como vos sos una dulce tkmmm amiga,besosss..
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