LA FABULA DEL PUERCO ESPÍN
Durante la Edad de Hielo, muchos animales murieron a causa del frío.
Los puercoespín dándose cuenta de la situación, decidieron unirse en grupos. De esa manera se abrigarían y protegerían entre sí, pero las espinas de cada uno herían a los compañeros más cercanos, los que justo ofrecían más calor. Por lo tanto decidieron alejarse unos de otros y empezaron a morir congelados.
Así que tuvieron que hacer una elección, o aceptaban las espinas de sus compañeros o desaparecían de la Tierra. Con sabiduría, decidieron volver a estar juntos. De esa forma aprendieron a convivir con las pequeñas heridas que la relación con una persona muy cercana puede ocasionar, ya que lo más importante es el calor del otro.
De esa forma pudieron sobrevivir.
Esta fábula la leí hace algún tiempo, ayer la encontré nuevamente en mi camino y no pude evitar que mi mente diera rienda suelta a la relfexión.
¿Cuál será la razón por la cual los seres humanos tenemos tanto miedo a salir lastimados y preferimos encerrarnos cual ostras antes de permitir a los demás acercarse a nosotros?
Peor aún, no sólo nos encerramos sino que sacamos las espinas y antes de ser lastimados, tomamos la decisión de lastimar primero.
La relación que podamos establecer con nuestros iguales, sin duda nos puede dejar muy mal, pero mi reflexión siempre ha sido que, prefiero lamentarme por lo sucedido a suspirar por lo que pudo haber sido.
Confieso que soy una persona que disfruta mucho de la soledad, pero también me gusta mucho compartir con otros, no soy ermitaña más bien necesito mis momentos.
Ojalá en algún momento seamos como los puercoespines, y aceptemos a los demás a pesar de las pequeñas o grandes espinas que cada uno tenemos y que forman parte de nuestra historia. Somos lo que somos, las experiencias nos forman, la manera en que nos relacionamos con nosotros mismos y con los demás a pesar de que esas experiencias no sean del todo agradables, es lo que nos limita o nos permite avanzar.
Yo quiero estar cerca de tí, de tí y de tí, tengo preparado mi ungüento contra las heridas, ahora sólo te pido, ten tú preparado el tuyo y disfrutemos de la mutua compañia..........................
Yo tambien disfruto mi soledad pero tambien quiero estar cerca de ti y de ti y de ti, solo que a veces me invade el puercoespin egoista; excelente leccion Arlu y la pondremos en practica.
ResponderEliminarQuerida amiga, siempre encuentro en tu sitio cosas bellas que nos incitan a la reflexión. Esta es realmente una gran lección de la que debemos aprender. Y como me gustó mucho, te la copio, me llevo un poquito de ti a mi sitio. Un beso enorme linda, y aunque no siempre comento, sabes que estoy presente.
ResponderEliminarHOLA ARLU: ME UNO A TI EN ESE UNGÚENTO Y TRATAR DE HACER COMO LOS PUERCOESPIN, CADA VEZ MAS CERCA.-
ResponderEliminarUN BESO GRANDE.-
UMMMMMM Y LA RECETA DE ESE UNGÜENTO??????
ResponderEliminarMe temo que voy a tener que aprender yo solita a prepararla.
Me voy corriendo a por el caldero para preparar el ungüento y unirme a ti.
Hermosas palabras Arlu y gran leccion.
Besosssss de siberia.