Una vez pasado el sabor amargo tan de todos los Mexicanos que gustamos del futbol conocido, por el cual pasamos cada 4 años; en donde sentimos la esperanza de que "ahora si sea la buena"; no puedo evitar comenzar a reflexionar y, dicho sea de paso, retomar mi aventura de escribir mis recuerdos y sentires.
En este mundial la selección Mexicana nos dió la esperanza revestida de certeza de que tenía muchos atributos para llegar mucho más lejos de lo llegado. Nos mostró que tenía técnica, trabajo en equipo, temple y coraje; sin embargo no pudieron avanzar más allá de lo que se ha avanzado en los mundiales en los que ha participado.
En su último juego contra el seleccionado de Holanda, siguió dando muestras de que lo mejor estaba por venir, jugaron un primer tiempo impecable, sobrepasando al equipo contrario. Al inicio del segundo tiempo llegó el tan ansiado gol, los Mexicanos nos sentíamos en la gloria pero muy pronto nos regresaron a la realidad, en cuestión de minutos la selección Mexicana bajó los brazos. No demerito el trabajo de los Holandeses, pero fué más que obvio el cambio en el juego de mis compatriotas. Esto me trajo a la memoria cientos de imágenes de situaciones similares, futbol, clavados, atletismo, vida diaria, donde se hace presente el miedo a triunfar, a pensar que no nos merecemos lo que estamos a punto de lograr.
Pareciera que traemos el sabor del fracaso en nuestro ADN cultural, o como dijese Jung en el inconciente colectivo.
A lo largo de nuestro devenir histórico, hemos sido golpeados por un gran número de desgracias que se han convertido en nuestro estandarte cotidiano para justificar nuestra idiosincrasia, la conquista española, la conquista religiosa, el mestizaje, la guerra de reforma.
Juan Manuel Zunzunegui en su libro "Los mitos que nos dieron traumas" hace una disección de la cultura Mexicana a través de sus traumas históricos y nos muestra como seguimos anclados al pasado, un pasado donde todo ocurrió por culpa de seres malvados que nos vinieron a arrebatar todo lo bueno que teníamos, aunque esas barbaridades hayan ocurido hace muchísimo tiempo siguen teniendo un peso tremendo en nuestra forma de percibir el triunfo. Tal pareciera que Cortéz con su conquista, los Franceses con sus invaciones, Santa Anna con su traición y la mutilación del territorio nacional, Mejía Barón con su falta de cambios nos hubiesen marcado de tal manera que nos clavan en un sitio donde dar un paso hacia el triunfo esta vedado para nosotros. Parafraseado a Zunzunegui, considero que por alguna extraña razón hay un vínculo entre esos lejanos acontecimientos y todas nuestras desgraciasde hoy.
La brutal manera en que se nos obligó a aceptar una cultura ajena nos ha llevado a lo largo de los siglos a creer que siempre habrá alguien más poderoso que nos obligará a agachar la cabeza y aceptar lo inevitable y a encontrar una excusa por hacerlo.
Mauro Rodriguez en su libro "Psicología del Mexicano en el trabajo" comenta que el mexicano debido a su pasado de represión y de imposición, es
dependiente (busca que los problemas y las cosas las arreglen otros en
lugar de el mismo), y
por ello se conforman con lo que sea.
Entonces, me pregunto, ¿estamos condenados a seguir agachando la cabeza ante aquellos a los que creemos superiores? ¿nuestro pasado plagado de tragedias nos obliga a aceptar un futuro sin cambio, donde sólo unos cuantos pueden disfrutar de las mieles del éxito?
¿Estamos condenados eternamente a los octavos de final y a ser objeto de burlas de otros? (¿recuerdan el comercial de la selección Argentina?)
¿Seguiremos culpando a otros antes de tomar las riendas de nuestro destino?
No somos el único pueblo conquistado y humillado, pero si uno de los que una y otra vez sigue repitiendo hasta el cansancio su triste historia y sigue anclado a un pasado que como lastre nos arrastra hasta el fondo de una realidad llena de mediocridad, corrupción y apatía.
Sé que hay individualidades, de hecho México está sustentado a base de las mismas pero, como en el futbol, el crecimiento de un país es un trabajo en equipo.
Ojalá entendamos que tenemos derecho al éxito y a sus consecuencias, pero que éste sólo lo podremos alcanzar cuando nos hagamos responsables cada uno de nosotros de la parte que nos corresponde.
Después de esta reflexión no puedo evitar preguntarme ¿PORQUÉ PERDIÓ MÉXICO CARAJO?, pero en fin esto va Más allá del futbol, ¿o no?............................................................................